De hecho, en los últimos seis años, ya ha desarraigado a 43,1 millones; de ellos, 2,3 millones en Latinoamérica y el Caribe, según la agencia de la ONU para la infancia.
Las inundaciones y la erosión costera están obligando a muchas personas a huir del país para evitar el hambre y la falta de agua potable, por lo que las autoridades deben aumentar sus ayudas y actualizar su legislación al respecto. Además, deben proteger a los defensores del medioambiente ante las intimidaciones y los ataques.
Mientras los buenos empleos y los derechos de los trabajadores se consideren complementos opcionales en la lucha contra el cambio climático, estaremos librando una batalla perdida. Como muestra la huelga de United Auto Workers, las nuevas estrategias industriales deben hacer más para proteger y empoderar a las personas trabajadoras que las llevarán acabo.