Las anémonas marinas guardan el secreto para degradar microplásticos

Los plásticos derivados del petróleo contaminan el medio ambiente y se están investigando nuevas tecnologías para convertirlos en productos químicos valiosos y avanzar hacia una economía circular.
11 Mar, 2024

Los plásticos derivados del petróleo representan una seria amenaza para el medio ambiente, siendo el 80% de los residuos compuestos por macroplásticos que terminan acumulándose en los océanos. Con el tiempo, estos macroplásticos se degradan en microplásticos y nanoplásticos, exacerbando aún más los problemas ambientales. Esta acumulación de plásticos no solo afecta a la vida marina, sino que también tiene consecuencias para la salud humana al ingresar a la cadena alimentaria.

Además de la contaminación en los océanos, estudios recientes han confirmado la presencia de micro y nanoplásticos en el aire de las ciudades, así como en muestras de agua y nieve, lo que indica la ubicuidad de este problema ambiental. Esta crisis ecológica está creciendo y requiere una acción urgente para abordarla.

Aunque el reciclaje es una alternativa prometedora, se están explorando nuevas tecnologías y enfoques para convertir los residuos plásticos en productos químicos valiosos. Los investigadores están trabajando en enzimas inspiradas en proteínas de anémonas marinas para degradar el plástico, lo que podría revolucionar el reciclaje y ayudar a combatir la contaminación plástica a nivel mundial.

En este sentido, se están desarrollando procesos químicos y biológicos para transformar los residuos plásticos en productos de alto valor comercial. Por ejemplo, se ha logrado convertir poliestireno en monómeros de estireno y polietileno en derivados aromáticos alquilados de cadena larga, que tienen diversos usos industriales. Además, se están investigando enzimas para convertir el tereftalato de polietileno (PET) nuevamente en sus monómeros, cerrando así el ciclo de reciclaje.

El potencial de estas innovaciones es prometedor para promover un entorno libre de plástico y avanzar hacia una economía circular basada en la biología. La colaboración entre científicos de diferentes disciplinas y el uso de tecnologías avanzadas, como la supercomputación, están impulsando estos avances en la lucha contra la contaminación plástica y la creación de un futuro más sostenible.

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