Él sacrificó el empleo que amaba para seguir su pasión. Hoy está devolviendo las áreas verdes a las ciudades

Daniel Gómez-Bilbao empezó comprando macetas y plantas para su casa, pero ahora está a cargo de Huatan, una firma de paisajismo urbano que le está dando un respiro a la CDMX.
9 Mar, 2021

 

Cuando Daniel Gómez-Bilbao era niño le gustaba leer las enciclopedias Time Life de su casa. Había tres capítulos que solía revisar una y otra vez. Era un pequeño que usaba lentes al que le costaba trabajo que le costaba distinguir figuras, pero esos tomos tenían imágenes que le llamaban la atención: peces, insectos y el último, plantas. 

En esos libros el pequeño Daniel estudiaba los colores, texturas y colores de los seres vivos pues no podía creer las formas tan raras que existían en el mundo. Ahí le nació un amor por la naturaleza que se vio impulsado por su familia de manera casi predestinada. 

Sus abuelos, de ascendencia asiática, tenían una casa en Cuernavaca y el pequeño Daniel veía que todos los días se levantaban temprano para cuidar su jardín. “Ahí entendí que no hay buena o mala mano para las plantas, simplemente dedicación”, señala. 

Ya siendo un adulto joven, Daniel dejó su pasión por las plantas de lado y se dedicó por completo a llevar una carrera corporativa como consultor de ventas para una empresa asiática de tecnología. Su trabajo lo llevó a vivir a Venezuela y a viajar por toda América Latina. Sin embargo, era una vida un tanto solitaria y muchas veces se quedaba en los restaurantes de los hoteles a ver las plantas y las macetas de los edificios. 

“Le preguntaba a la gente que trabajaba en esos lugares los nombres de las plantas que me llamaban la atención y las empresas que hacían macetas y las anotaba en una libretita negra”, recuerda para Entrepreneur en Español

Desafortunadamente, las condiciones en Caracas cambiaron y por seguridad, la empresa en la que trabajaba Daniel lo saca del país. Esto provoca que le empiece a sobrar mucho tiempo porque sus clientes y sus contactos estaban en el cono sur y en cada viaje que hacía a América del Sur debía conectar con diversos países a la vez para reducir los gastos de viaje. En los tiempos muertos que su agenda permitía, Daniel comenzaba a buscar macetas y plantas para armar una terraza en su casa. 

“Hice la inauguración de mi terraza y la gente comenzó a preguntarme por las plantas y macetas que tenía. Mi suegra me pidió que le consiguiera una planta, luego las amigas de mi hermana, mi cuñada, etc. Mi casa se había convertido en un showroom”, dice Gómez-Bilbao. 

 

Por March Violante

 

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