Dirige una casa tequilera y ayuda a otras mujeres a entrar a la industria

No cabe duda que muchas de nuestras pasiones se definen desde pequeños y en familia. Bertha González Nieves creció, como muchos mexicanos, con comidas familiares los domingos en los que siempre estaba presente un tequila.

Bertha cuenta que su abuela hacía comidas todos los domingos y todas empezaban con una copa de tequila. Y ella desde chiquita le preguntaba:

-‘¿Cuándo me va tocar a mí probarlo…? ¿Cuándo?’

Hasta que un día sacó de quicio a su abuela y, ella  le contestó:

-¡YA! ¡Ya!, siéntate aquí junto a mí, hoy lo vas a probar y así ya me dejas de molestar.

“Fue un momento muy especial y a partir de ahí tuve una afinidad muy grande con el tequila”, recuerda Bertha.

Para ella esta bebida es parte de la tradición mexicana, “de la mesa de familia, de la fábrica social, de cómo interactuamos, cómo celebramos, cómo lloramos, cómo cantamos… siempre el tequila está presente”, nos narra durante una entrevista realizada en febrero en un restaurante de Polanco.

A los 22 años de edad, Bertha fue seleccionada y becada por el gobierno de Japón, en ese programa tuvo la tarea de estudiar las industrias mexicanas más representativas a nivel mundial, una de ellas fue el tequila.

Como parte de su investigación pasó algún tiempo en Tequila, Jalisco, pero después del tercer día de haber llegado ahí le marcó a sus papás y les dijo:

-“¡Ya sé que es lo que quiero hacer! Me quiero dedicar a la industria tequilera.

Y, según nos cuenta la emprendedora, al ser la menor de tres hijos y la única mujer, sus padres se preocuparon, pero como la conocían bien tuvieron que aceptarlo. “Yo creo que pensaron: ‘Si se le mete en la cabeza el tema del tequila, no habrá manera de que la convenzamos de que haga otra cosa’”.

Por Xóchitl Austria

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