Convertir residuos orgánicos en gas y electricidad

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Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) planean convertir cientos de toneladas de residuos orgánicos generados diariamente en la Central de Abasto de la Ciudad de México en gas y electricidad para contribuir a reducir la contaminación, tener ahorros económicos y lograr la sustentabilidad energética de este sector.
22 Mayo, 2015

De acuerdo con un estudio realizado, actualmente los residuos orgánicos de dicho mercado se depositan en rellenos sanitarios de los estados de México y Morelos, lo que implica gasto de combustible para su traslado diario, la generación de bióxido de carbono (CO2), que contribuye al calentamiento global y al incremento de la huella de carbono.

El proyecto de convertir residuos orgánicos en gas y electricidad es ampliamente viable y se requiere mirar a futuro, además de que la idea es que el biodigestor se instale en la Central de Abasto de Iztapalapa y se replique paulatinamente en otras centrales de abasto del país.

El proyecto “Ingeniería básica para un biodigestor anaerobio con una capacidad de 50 toneladas por día de la fracción orgánica de los residuos sólidos que se generan en la Central de Abasto del Distrito Federal”, es dirigido por el doctor Luis Raúl Tovar Gálvez, especialista del IPN en estudios del medio ambiente. Por otro lado, el maestro Reséndiz Romero desarrolló la parte social y económica que se titula “Factores económicos, tecnológicos y sociales que determinan el manejo integral de los residuos sólidos municipales en la Central de Abasto en el marco de la construcción de un biodigestor que produzca biogás”. El especialista politécnico aseveró que el proyecto es ampliamente viable y que se requiere mirar a futuro, además de que la idea es que el biodigestor se instale en la Central de Abasto de Iztapalapa y se replique paulatinamente en otras centrales de abasto del país. Precisó que, de acuerdo con los cálculos realizados, el biogás potencial que se generaría al año mediante el biodigestor puede representar 285 mil toneladas de residuos orgánicos que no irían a rellenos sanitarios. En el proyecto también participan la doctora María Eugenia Gutiérrez Castillo, investigadora del CIIEMAD; el doctor Pedro Quinto Diez, de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco, y el Maestro en Ciencias José Gilberto Reséndiz Romero, del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales (CIECAS).